¿Igualdad o equidad?

Por David Paniagua V. | 9 de abril, 2021

Se nos ha dicho siempre que todas la personas somos iguales, pero si nos detenemos a pensar en eso, nos vamos a dar cuenta que todas las personas somos distintas; sentimos, pensamos y actuamos de diversas maneras. No existen fórmulas, la diversidad como tal es la que define a la humanidad: diversidad de pensamiento, religión, nacionalidad, discapacidades, identidad de género, etnia, religión, orientación sexual, condición socieconómica, condición migratoria y la lista puede ser interminable.

Entonces, si partimos de que somos diferentes, ¿porqué necesitamos la igualdad? La Constitución Política de Costa Rica dice muy claramente que todas las personas somos iguales ante la ley. Esta idea es clave porque, si bien todas las personas somos diferentes merecemos igualdad, en derechos que garanticen la dignidad. La dignidad es el valor que tenemos como persona, por el hecho de pertenecer a la raza humana, lamentablemente en nuestras vidas cotidianas, podemos darnos cuenta que en la práctica, no funciona así.


Para lograr la igualdad no siempre debe existir un trato igualitario, pero tampoco un trato diferenciado no siempre nos va a garantizar la igualdad. Vamos a verlo con dos ejemplos, imaginémonos una fila en un banco, donde hay una persona con discapacidad visual, una mujer a embarazada y una persona afrodescendiente. Para garantizar la igualdad en la atención de estas personas ¿se requiere de que todas sean tratadas de igual manera o más bien, habrán consideraciones que tomar con algunas de ellas?

Deténgase un momento y analice la pregunta.


Con respeto a la persona con discapacidad y la mujer embarazada si se requiere un trato diferenciado por ejemplo, la existencia de la fila preferencial, con la embarazada esta fila agilizará el tiempo el espera, ya que su condición le genera más dificultades para desempeñarse en su vida diaria. En cuanto a la persona con discapacidad visual requiere de un trato diferenciado y orientación específica que garantice un acceso igualitario.


Por el contrario a la persona afrodescendiente no requiere un trato diferenciado, pero ¿Qué pasa si por ejemplo a esta persona se le niega la atención, o es maltratada por su color de piel? Es ahí cuando un trato diferente se convierte en una forma discriminación. Cuando el trato distinto no tiene una justificación que busque garantizar la igualdad y la dignidad de una persona, es cuando se convierte en violencia.


Es por ello que cuando pensemos en la igualdad, invito a reflexionar sobre la importancia de que esta vaya de la mano con el principio de no discriminación. Algunas personas utilizan la palabra equidad, sin embargo esta no se encuentra integrada en los acuerdos que ha firmado nuestro país y que forman parte de nuestras leyes, el concepto de igualdad es lo que se ha comprometido el estado a garantizarnos.


Para concluir es importante recalcar que no sólo es responsabilidad del gobierno ser garante de la igualdad, debemos analizar cómo tratamos a las demás personas y reflexionar profundamente si ese trato promueve el respeto por la dignidad de todo ser humano, o más bien fomenta el odio, el maltrato y la discriminación; es ahí donde empezaremos a construir un cambio significativo, desde lo cotidiano.

David Paniagua V.